Este es el título de un «post» que la Universidad Internacional de la Rioja, de la mano de uno de sus profesores Jesús L. Barón, propone una interesante reflexión sobre algunas de las implicaciones que tiene la presencia de las tecnologías de la información y la comunicación en los centros educativos y en la tarea diaria de docentes y discentes.

De manera ágil, y, a nuestro juicio muy acertada, el autor señala la relevancia que tiene una seria reflexión (y diferenciación entre el «qué» y el «cómo») en lo relativo a este apasionante mundo de la enseñanza – aprendizaje. Y es que parece claro que algunas veces, la incorporación de tecnologías en las aulas es más una cuestión de malentendida modernidad que de una sesuda reflexión sobre lo que podemos hacer para que nuestros alumnos aprendan más y mejor, y no solo que aprendan por el mero hecho de hacerlo, sino que lo hagan de manera crítica, que sean artífices reales de sus propios procesos, que sean conscientes de lo relevante que es para ellos (y para nosotros, sociedad) que lo hagan con criterio, que interioricen sus aprendizajes y que los devuelvan con su propia impronta, con generosidad, revisados, reflexionados, aplicados, desarrollados… que sirvan para hacer una sociedad más justa, más saludable, sostenible y seno de un feliz bienestar común.

Es interesante su lectura y os lo enlazamos para facilitar su acceso.