La comunicación se perfila hoy como un elemento fundamental en los procesos enseñanza-aprendizaje. El acto de la comunicación es el que permite que docente y discente intercambien información y pongan en común sus conocimientos, configurándose de este modo como la esencia de todo proceso didáctico.

Además, debido a la presencia e incorporación de las TIC en estos procesos de comunicación este proceso no es exclusivamente humano.

En este acto comunicativo existen, pues, distintos elementos: el propio «proceso», (por lo tanto existe un dinamismo); el «intercambio», (por lo tanto, la existencia de códigos comunes), el «espacio-tiempo» (en el caso de la enseñanza a distancia: la distancia espacio-temporal) y los propios «sujetos» que intervienen en el acto comunicativo.

En esta comunicación que existe en los procesos de enseñanza-aprendizaje son especialmente relevantes los sujetos, pero no lo son menos los medios que se emplean para realizar la comunicación. De hecho, los medios que se emplean condicionan los mensajes o los códigos comunes que son necesarios para que exista esa comunicación. Estos códigos, además tienen significados connotativos o denotativos para quienes los usan y debemos tenerlos presentes para conseguir una comunicación efectiva, una comunicación que sea el lugar de encuentro en el que se produzca el aprendizaje deseado.

Con la presencia de las tecnologías de la información y la comunicación y su uso en los procesos de enseñanza aprendizaje estamos ante una «comunicación mediada» con unos códigos que no están tan universalmente extendidos como en el caso de la «comunicación mediada» entre personas y este elemento hemos de tenerlo muy presente quienes nos dedicamos a enseñar.

Tenemos, por lo tanto, un importante trabajo en el que el objetivo fundamental es averiguar, conocer y estandarizar los códigos que surgen con la presencia de estas tecnologías en esta sociedad de la información o del conocimiento mediado y, sobre todo, diseñar las bases en las que se debe producir el intercambio comunicacional que consideramos como caldo de cultivo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por eso los campus virtuales, las plataformas de teleformación, etc, deben estar pensadas y diseñadas no solo por técnicos programadores y/o diseñadores, sino por equipos multidisciplinares entre los que haya expertos de estos campos y del ámbito de la comunicación, la didáctica y la enseñanza.

Así y todo, muchos de nuestros trabajos y esfuerzos, por relevantes que sean deberemos de considerarlos todavía durante algún tiempo con un carácter experimental, aunque nada más sea por la rapidez con la que las tecnologías nos aportan nuevas herramientas y opciones y las personas vamos interiorizando conocimientos que permiten una paulatina e irremediable alfabetización tecnológica.