Los niños con baja autoestima suelen utilizar estrategias poco productivas que no conducen al éxito o al crecimiento (copia, molesta, se excusa…). Algunos rasgos que nos pueden poner sobre aviso serían:
• Atribuye sus éxitos o su rendimiento a la «suerte» o falta de la misma, mostrando desconfianza en sus habilidades y en el hecho de poder controlar resultados futuros. Culparán de sus errores a condiciones que quedan fuera de su control, como baja inteligencia, pocas habilidades.
• Hipersensibilidad a la crítica. Fácilmente se siente atacado y herido.
• Indecisión crónica, a menudo por miedo a equivocarse, por desconocer lo que se espera de él, en definitiva, por miedos diversos.
• Necesidad de complacer a todo el mundo. No saben decir «No».
• Deseo de perfección que lleva a un gran desánimo cuando las cosas no salen como se esperaba.
• Autocrítica excesiva.
• Irritabilidad. Todo parece disgustarle. Cosas sin importancia aparente le hacen estallar.
Un niño que fracasa continuamente en el aprendizaje acabará atribuyendo el fracaso a su estima global. Cuando trabajamos con niños que tienen problemas de aprendizaje deberemos prestar mucha atención a la cuestión de su autoestima.