(Tomado de: «Adolescentes víctimas de maltrato». Olga Cardeñoso. Ediciones Mensajero).

El concepto de maltrato y de desprotección infantil incluye una amplia variedad de situaciones y está determinado por el contexto socio-cultural en el que se produce.

Puede definirse el maltrato como cualquier acción u omisión por parte de individuos, instituciones o procedimientos que daña a los niños o niñas, o pone en peligro o perjudica su desarrollo.

La ley 1/96 de Protección jurídica del Menor delimita el desamparo, como el incumplimiento por parte de los padres, tutores o guardadores de los deberes de protección y de asistencia de necesidades materiales y morales, que perjudican el desarrollo personal y social del menor, pero que no alcanzan la gravedad suficiente como para justificar su separación.

PRINCIPALES FORMAS DE MALTRATO:

• Abandono o negligencia: situación en que las necesidades físicas básicas de un niño/a no son atendidas por quienes tienen la responsabilidad de cuidarlo.

• Maltrato y abandono emocional: no se toman en consideración las necesidades psicológicas del niño o de la niña, particularmente las que tienen que ver con las relaciones interpersonales y con la autoestima. El maltrato emocional se define como «hostilidad verbal crónica en forma de insulto, crítica o amenaza de abandono y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles (desde la evitación hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar». (Arruabarrena y de Paul, 1994).

El abandono emocional es «la falta persistente de respuesta a las señales (llanto o sonrisa), expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el niño y la falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura adulta estable» (Arruabarrena y de Paul, 1994).

Según Palacios y cols. (1998), cualquiera que sea el tipo de maltrato, siempre se da junto al maltrato emocional.

• Maltrato físico: acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño/a, o le coloca en grave riesgo de padecerlo como consecuencia de una negligencia intencionada.

• Abuso sexual: utilización que un adulto hace de un menor de 18 años para satisfacer deseos sexuales. Existen las siguientes categorías: incesto, violación, abuso sexual sin contacto físico, vejación sexual y contacto sexual genital.

• Maltrato prenatal: situaciones y características del estilo de vida de la mujer embarazada que, siendo evitables, perjudican el desarrollo del feto.

• Mendicidad: el niño es utilizado habitual o esporádicamente para mendigar, o bien el niño ejerce la mendicidad por iniciativa propia.

• Corrupción: conducta de los adultos que promueven en el niño pautas de conducta antisocial o desviada, particularmente en las áreas de la agresividad, la apropiación indebida, la sexualidad y el tráfico o consumo de drogas.

• Explotación laboral: para la obtención de un beneficio económico se asigna al niño con carácter obligatorio la realización de trabajos que exceden los límites de lo habitual, que deberían ser realizados por adultos, y que interfieren de manera clara en actividades y necesidades escolares del niño.

• Síndrome de Münchhausen por poderes: se provocan en el menor síntomas físicos patológicos que requieren hospitalización o tratamiento médico reiterado.

• Maltrato institucional: situaciones que se dan en centros u organizaciones que atienden a menores de edad y en las que por acción u omisión no se respetan los derechos básicos a la protección, el cuidado y la estimulación del desarrollo.

CONSECUENCIAS DEL MALTRATO EN LA INFANCIA

Es difícil delimitar qué aspectos del comportamiento del menor se deben al maltrato sufrido y qué aspectos se deben a factores que, aun estando relacionados, no son consecuencia directa del mismo. Además, las consecuencias del maltrato dependen, entre otros factores, de la etapa evolutiva en que se produce, del tipo de maltrato, del género y de las características específicas del niño/a (Finkelhor, 1999).

• Consecuencias físicas: las consecuencias son muy diferentes según el tipo de maltrato al que se refieren.

– Abandono: son frecuentes las enfermedades asociadas a carencias nutricionales, a la falta de higiene y a la falta de atención sanitaria, así como los retrasos serios en el crecimiento.

– Maltrato físico: las lesiones van desde pequeños hematomas, rasguños o quemaduras superficiales y problemas neurológicos, hasta la muerte pasando por facturas o heridas graves.

– Abuso sexual: pueden padecer molestias en los genitales, infecciones urinarias, enfermedades de transmisión sexual, problemas ginecológicos y embarazos no deseados.

• Consecuencias psicológicas: van a depender en gran medida de la etapa evolutiva en la que se encuentre el niño/a. Afectan principalmente a dos áreas:

– Área socio-emocional: cuando el maltrato psicológico ocurre en la primera infancia, las consecuencias pueden ser:

a) Gran incertidumbre ante la respuesta del adulto.

b) Relaciones de apego inseguro: actitud contradictoria de aproximación y evitación.

c) Relaciones interpersonales basadas en el miedo y en la desconfianza.

d) Menor capacidad para el reconocimiento de las expresiones emocionales.

e) Expresión difusa de sus emociones.

f) Exceso de emociones negativas.

g) Déficits en la comunicación.

h) Retraimiento social.

i) Conductas de evitación o agresivas.

En el caso de que el abuso sea sexual, hay manifestaciones específicas como: ansiedad, pesadillas, sentimientos de culpa y vergüenza, rechazo del propio cuerpo, retraimiento social, síntomas depresivos, trastorno de la identidad sexual y expresión de conductas sexuales que podrían considerarse inapropiadas para la edad.

– Área cognitivo-académica: el maltrato conlleva normalmente un retraso en el desarrollo cognitivo y en el rendimiento académico, que puede afectar de diferente manera según el maltrato sufrido.

• Maltrato físico: son frecuentes los problemas de conducta, el absentismo, desobediencia e indisciplina, hiperactividad y falta de atención.

• Negligencia: aparecen mayores problemas a nivel cognitivo y de rendimiento académico, probablemente debidos a la falta de estimulación.

• Abusos sexuales: presentan también un rendimiento más bajo y problemas de aprendizaje, probablemente relacionados con la situación de sufrimiento y la tensión asociados al abuso, el ensimismamiento y las dificultades para mantener la atención.

Estas consecuencias pueden considerarse efectos a corto plazo, pero muchas de las secuelas de los malos tratos, van a perdurar más allá de la infancia, a lo largo de la adolescencia y la vida adulta.