Hoy traemos al lector algunas consideraciones al respecto de la inserción de las TIC en la enseñanza, este hecho conjuntamente con incorporación de la telemática de Internet, los ordenadores, software, etc. en la educación obliga a una reflexión detenida y mesurada sobre los siguientes aspectos:
- · Transformación de las funciones del profesor. Al gestionar contenidos y actividades mediadas por el ordenador y una red interactúa con otras fuentes de documentación, más amplias y actualizadas.
- · Nuevos modelos de evaluación y certificación académica. Adecuados y seguros al modelo telemático, es decir de auto regulación y participación, además de ser homologados a sistemas presénciales en su fase final de resultados y certificación de notas.
- · Reconceptualización de los espacios físicos y virtuales para la educación. El acceso a la Red desde cualquier punto a cualquier sitio, desde cualquier ordenador «conectado» se puede tener acceso a las aulas o campus virtuales.
- · Organización y acceso de la información. Ahora dispuesto en bases de datos y distribuido digitalmente. Las fuentes documentales impresas pierden su protagonismo ante la documentación digital, más flexible, amplia y actualizada.
- · Actividades o simulaciones generadoras de aprendizajes. Permitiendo una experimentación y difusión de experiencias digitalmente estructuradas.
- · La vigencia o pertinencia del libro frente a la multimedia o libro electrónico. La acelerada aparición y difusión de datos digitales conduce a un mecanismo distinto al impreso para la generación de información y conocimiento.
Los centros educativos tal como los conocemos están diseñados para preparar personas que han de vivir en el contexto de la sociedad industrial.
Si la vida dentro de los centros de formación es la anticipación del mundo social y laboral la burocracia, la administración del tiempo, la verticalidad administrativa y curricular, nos evidencian nos guste o no un estancamiento en los principios y objetivos de la educación en general.
Nuestras escuelas siguen reproduciendo una estructura de funcionamiento social que se está desvaneciendo rápidamente, o resulta completamente ajena a la dimensión digital, de la sociedad de la información y del conocimiento y, en demasiadas ocasiones, tenemos que terminar recogiendo algunos «platos rotos» que se derivan de esta disfunción cada día más evidente.