En este post os traemos un artículo publicado en el periódico ABC el pasado día 27 de septiembre, que firma Gema Lendoiro en Madrid.
Es una interesante reflexión en torno a este tema en el que no siempre padres y docentes estaos de acuerdo. Sirva, por lo menos para tener más elementos de jucio
«Muchos profesionales ponen en duda la eficacia de los deberes para aprender y exponen otras propuestas. Una profesora de Primaria cuenta su visión
En cuanto comienza el curso los padres ven cómo sus hijos comienzan a llegar a casa cargados de deberes. Cada vez hay más progenitores que no ven con buenos ojos que se les manden hacer tantas tareas en casa. Otros, sin embargo, sí que quieren deberes, es más, consideran que si no les encargan ejercicios para hacer en casa es que no están haciendo lo suficiente en clase. La visión de una profesora de Pedagogía Terapéutica como es Rebeca Presa García puede ayudar a muchas familias en este asunto. Ella es actualmente tutora de primer ciclo de Primaria en el CEIP José Jalón de Navalcarnero (Madrid).
—El sistema educativo español considera que poner deberes es una condición sine qua non para que los niños se formen bien, adquieran buenos hábitos y desarrollen un currículo impecable. ¿Que le parec a usted?
—No estoy de acuerdo en que para una buena formación, unos buenos hábitos y un buen curriculum sea necesario cargar a los niños con deberes, y más teniendo en cuenta el tipo de deberes del que habitualmente hablamos, hojas y hojas de ejercicios repetitivos que la mayoría de las veces nada tienen que ver ni con las vivencias de los chicos ni con sus intereses. Desde mi punto de vista, se necesitan más experiencias y menos ejercicios sacados de libros.
—¿Cuándo es necesario empezar a hacer deberes? ¿A partir de qué edad? Y entendiendo como deberes, estudiar temas, no hacer ejercicios.
Lo importante es que padres y profesores sepan guiar y acercar al niño la información»
—De forma obligatoria no sería necesario ponerles deberes, puesto que si a los niños les motivamos sobre los diferentes temas, o partimos de sus gustos y sus intereses, ellos mismo van a pedir la información o van a buscarla y devorarla con cualquier edad. ¿No nos pasa eso a nosotros adultos? Si nos interesa un tema buscamos información por mil sitios y nos impregnamos de ella. El niño igual, lo importante es que nosotros sepamos guiarle y acercarle esa información que quizás no sepa encontrar. En colación a esta pregunta, y para poder entender, quizá mejor mi punto de vista, una experiencia personal: Mi primo, 6 años y un interés increíble por los dinosaurios. Sus padres sólo tuvieron que prestar atención a ese interés y ponerle cerca información (libros, cromos, juegos…) sobre ellos. Era increíble verle con esa edad contándote nombres, características, curiosidades… ¿Lo había estudiado? ¿Alguien le había obligado? No, su propio interés le llevo a aprenderlo. Los padres pueden pensar… ¿Dinosaurios? ¿Qué importan los dinosaurios? Los dinosaurios son el punto de partida, son el interés del niño. A partir de ese tema él puede aprender Geografía al ver dónde vivieron, Ciencias conociendo sus características, Matemáticas calculando hace cuánto desaparecieron, Comprensión lectora…
Las dos tendencias
—Cuando habla con los padres de sus alumnos, ¿encuentra que existen dos tipos de padres bien diferenciados? Es decir, ¿los que protestan porque sus hijos tienen pocos deberes y los que protestan por lo contrario?
—Sí, nunca es fácil contentar a todo el mundo. Hay padres a los que les cuesta mucho entender que sus hijos no lleven deberes o que las actividades que les propongan sean diferentes. Muchos te piden que se los pongas y, si no lo consiguen, se los ponen ellos mismos. También los hay que ven excesivo lo que les mandan sus profesores, pero la verdad… suelen ser menos.
—¿Hasta qué punto son perjudiciales los deberes en las primeras fases de la educación?
«Todos necesitamos nuestro tiempo libre y los niños no son menos»
—Los niños necesitan jugar, su primera forma de aprender es mediante el juego. Cuando les mandamos muchos deberes les estamos ocupando ese espacio de tiempo libre imprescindible para ellos y para su adecuado desarrollo. Además, por lo general, en el colegio pasan muchas horas sentados, teniendo que estar atentos… ¿tienen que continuar esto en casa? ¿No decimos, nosotros adultos: «hay que desconectar», «yo no llevo trabajo a casa el trabajo»…? ¿No tienen, los niños, ese mismo derecho? Todos necesitamos nuestro tiempo libre y los niños no son menos. Si queremos que tengan interés por aprender en el colegio no hagamos que no les guste, no les saturemos.
—¿Son los deberes lo peor de nuestro sistema educativo o cree que hay cosas mucho peores?
—No creo que los deberes sean lo peor. Son un punto negativo, pero a ello se une, el número excesivo de alumnos por clase (28-29), el excesivo poder que se le da al libro de texto, la rigidez en la forma de enseñar, la poca importancia que le damos al juego, cómo se coarta la creatividad, la forma de evaluar a todos por igual, las evaluaciones externas que comparan centros sin tener en cuenta las características de los mismos…
—¿Qué cambiaría?
—Creo que hay muchos cambios por hacer, pero me parece que el principal es que cambiemos nosotros: los profesores. Que abramos los ojos ante todo lo que nos brinda la curiosidad de los pequeños, que les escuchemos más y que nos centremos en ser guías y ayuda en su aprendizaje. Yo estoy haciendo la formación de la Pedagogía Blanca precisamente para cambiar, para hacer las cosas de otra manera y, desde mi punto de vista, mejor».